El consumo en el mundo occidental es absurdo: en nuestros supermercados se encuentra todo tipo de frutas y verduras en cualquier época del año. Sin embargo, la sociedad al completo ignora el impacto que esto tiene no solo en nuestro medio ambiente, sino también en las personas que trabajan para nuestro lujo. Las condiciones en las que viven y trabajan parecen no tener importancia; lo que importa es que el ritmo de la cosecha se mantenga. "La realidad no se ve, está oculta", afirma el presidente del sindicato de trabajadores agrícolas de Andalucía sobre su sector.
Arándanos en Portugal, aceitunas en Grecia, fresas en España: actualmente alrededor de un millón de inmigrantes trabajan en los campos europeos. Los temporeros son la mano de obra que llena las cestas de nuestros supermercados. La mayoría no tiene contrato ni salario mínimo, algunos están indocumentados o adquirieron grandes deudas con intermediarios.
Este documental es un viaje a los campos europeos donde se cultivan frutas y verduras. En el sur de Italia, el maliense Seydou recoge naranjas. No tiene contrato y le pagan por caja. Vive en una choza construida por él mismo en un asentamiento, sin agua ni electricidad. La cámara se adentra en el mar de invernaderos que cubren miles de hectáreas de tierras agrícolas y le da voz y rostro a quienes son completamente invisibles en nuestra sociedad.
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